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Fundación:

Durante los siglos XVII y XVIII, Abreus constituyó un cuartón de la Capitanía Pedánea de Yaguaramas, perteneciente a la Jurisdicción de La Habana.

Con el desarrollo de la economía de plantación esclavista y sobre todo en su crisis, etapa donde surge la región cienfueguera, y con el surgimiento de este tipo de economía hacia 1829, pasa a formar parte de una zona socioeconómica que respondía a los intereses de la Villa de Cienfuegos.

El caserío se funda en 1840, en uno de los caminos reales de La Habana a Trinidad por hacendados trinitarios, matanceros y locales; éstos buscaban sobre todo zonas altamente productivas donde invertir sus capitales destinados a la industria azucarera.

Factores naturales determinaron el establecimiento de sus capitales y por ende de sus economías: un río navegable hasta la desembocadura de la Bahía de Cienfuegos, el cual irrigaba las fértiles tierras del valle propicias para el fomento de la agricultura, abundantes maderas preciosas; cedros, caobas, ébanos y gran cantidad de ganado mayor. Estas condiciones propiciaron las primeras actividades económicas vinculadas a lo sitios de labor y crianza de aves de corral; de igual forma continuó la exportación de maderas preciosas y la crianza de ganado mayor.

Un rasgo de la localidad es la Barca del Damují, medio de transporte esencial para el comercio y la transportación desde 1840 hasta 1951. Símbolo no solo económico sino social y cultural, tipificador de una cultura de rivera rural y significante la cual distingue al territorio.

En el primer cuarto de siglo comienza a desarrollarse la economía de plantación azucarera que alcanzó la cifra de 16 ingenios y trapiches, movidos por la mano de obra esclava se destaca el Juraguá o Caridad fundado en 1849 propiedad de Tomás Terry Adams, que constituyó un verdadero criadero de esclavos; alternativa surgida dentro de los esclavistas de la región de Cienfuegos para asegurarse la mano de obra negra, ante la imposibilidad de obtener por vía del contrabando dicha fuerza productiva , los esclavos enfermos eran comprados a bajos precios, curados y revendidos. Este negocio humano fue una de las fuentes enriquecedoras del greco cubano Tomás Terry.